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Los frutos secos son una gran fuente de nutrientes, y también son uno de los últimos de la lista en lo a que alimentación infantil se refiere. Y no es para menos, pues la ecuación frutos secos + niños, si no sabemos cómo ofrecérselos, no suele dar buen resultado.
Sin embargo, la gran densidad nutricional de los frutos secos les convierte en unos alimentos indispensables en nuestra dieta... ¿Por qué no también en la de los más pequeños? Aunque no se recomienda la ingesta de frutos secos enteros a menores de 5 años (edad en la que empiezan a sustituirse los dientes de leche por los definitivos) pueden introducirse de muchas formas fáciles y saludables sin poner en peligro su salud.
Además, aunque los frutos secos son uno de los alimentos clásicos en la lista de alérgenos, tanto de pequeños como adultos, según el estudio "Don't Delay, Feed Today!" de la Universidad de McMaster (Canadá) junto a la Allergy, Genes and Environment Network, los niños que consumen frutos secos antes de cumplir el año de edad tienen menos probabilidades de desarrollar alergias que aquellos que los consumen más tarde.
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