No existe un peso ideal o peso saludable. Este término fue creado por una agencia de seguros norteamericana para determinar si las personas presentaban riesgos de salud relacionados con el peso corporal. Este "peso saludable" estaba determinado por la altura y el sexo, pero no tenía en cuenta otros factores determinantes como la edad o la composición corporal.

Calcular el índice de masa corporal (IMC) no es una buena idea si se hace de forma individualizada; este cálculo solo relaciona el peso con la altura de un individuo. Es decir, determina si esa persona está en un peso normal únicamente en función de su altura. Esto significa que una persona con masa muscular elevada puede tener el mismo IMC que una persona con sobrepeso, puesto que el músculo pesa más que la grasa pero ocupa menos espacio. Del mismo modo, la báscula tampoco aporta un diagnóstico integral.

Hay que focalizar la importancia en presentar una buena distribución corporal; es decir, controlar los valores de masa grasa, masa muscular y estado de hidratación, y no tanto el peso.

Para conseguir una disminución del peso corporal hay que crear un déficit calórico, o lo que es lo mismo, consumir menos calorías de las que el cuerpo emplea. Esto se consigue reduciendo el número de calorías ingeridas habitualmente y aumentando el ejercicio físico. Aunque no solamente estos dos factores promueven una pérdida de peso. En ocasiones, el estrés o la ansiedad también pueden dificultar este proceso.