El plato saludable, también conocido como “plato de Harvard”, sustituye a la tradicional guía de la pirámide alimentaria. Su objetivo es cambiar el concepto de cómo debería ser una dieta equilibrada y buscar la forma de comer saludablemente, centrando la importancia en la calidad de la comida y no tanto en cantidades o mediciones de calorías como lo hacen otras guías.

Acompañando a este tipo de guía de alimentación, se recomienda mantenerse activo y hacer ejercicio diario. Y puede aplicarse a cualquier dieta, tanto para adultos como para niños.

Está basada en las propiedades nutricionales de los alimentos, recomendando aquellos que son más saludables, de manera que un plato debería estar constituido por cuatro elementos básicos:

  • La primera mitad del plato está formado por frutas y verduras con gran variedad y color.
  • Un cuarto del plato lo aportan los granos y las harinas integrales como la quinoa, la avena, el trigo o el arroz integral, entre otros.
  • El otro cuarto del plato está formado por proteínas, esenciales para mantenernos sanos. Dentro de este grupo se recomienda el consumo de pescado, pollo, legumbres y frutos secos. De la misma forma, se desaconseja consumir carnes rojas, embutidos o carnes procesadas.
  • Fuera del plato encontramos las grasas. Es importante incluirlas en nuestra dieta porque tienen numerosos beneficios para nuestro organismo, pero es importante elegir una buena fuente de grasas saludables como puede ser el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos o el aguacate.
  • Y por último, pero no menos relevante, también aparece un vaso para recordar la importancia de mantenerse hidratado con agua.